Revelación con los Jóvenes
Las revelaciones iniciales dadas para la estrategia del Día de Expiación de este año, comenzaron con una visión de jóvenes adultos. Claramente, todo lo que Dios está haciendo hoy involucra la totalidad de Su iglesia. Cada grupo de edad, comunidad étnica y demográfica es llamada a su puesto de responsabilidad en esto, talvez la hora más crucial en la historia de la Iglesia. Sin embargo, las revelaciones una vez más enfatizaron el corazón de Dios para movilizar un ejército de jóvenes con una fe y pasión radical.
Esto también es evidenciado por el énfasis dado a este grupo de edad por nuestro adversario en su intento de desviar y corromper esta generación joven. Actualmente hay una batalla rugiente por nuestros hijos. Debemos ser movilizados para hacerle frente a este reto y hacer un llamado por la forma más verdadera de cristianismo que está lleno tanto de Espíritu como de Poder. Esa es la única respuesta que podemos ofrecer para ganar esta generación. Como el profeta Joel predijo:
Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Joel 2:27-28
Otra vez, el deseo del Señor de enfatizar esta lucha destaca su importancia. El Señor desea impartir dentro de nosotros una forma de fe que está saturada con gozo inefable y glorioso. 1 Pedro 1:7-8 declara:
Para que sea sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso.
A través de la historia de la Iglesia ha habido encrucijadas donde niños y jóvenes adultos fueron usados para introducir una generación entera a la manifestación del Espíritu de Dios. Uno de los más conocidos en nuestra generación es el derramamiento que ocurrió bajo el liderazgo de H. A. Baker, como lo registra en su libro “Visiones más allá del velo”.
Esta fascinante historia resalta a un grupo de jóvenes visitados por el Espíritu del Señor, quienes experimentaron visiones y revelaciones del Señor que los transformaron radicalmente a ellos y a su comunidad. Ha habido otros ejemplos de esta realidad, pero éste parece capturar nuestra atención e imaginación como un modelo profético de la intención de Dios de derramar Su Espíritu sobre toda carne.
Parte de la introducción de “Visiones más allá del velo” declara:
“Visiones? En el siglo 20? Tú podrías desechar las visiones de otra gente con indiferencia. Pero de alguna manera, cuando es un niño, te hace detenerte y pensar. Sólo que en este caso, no fue sólo un niño – sino muchos.
Niños que habían sido mendigos indigentes antes de llegar a la Misión de Rescate Adulam, le pidieron a Dios que se les revelara a ellos. Este libro registra el resultado de la expectación fiel de estos jóvenes huérfanos. Sin educación ni aprendizaje, ellos experimentaron revelaciones y visiones del Cielo, sorprendentemente exactas a la versión bíblica. Un libro verdaderamente sorprendente acerca del verdaderamente sorprendente Dios.”
La Visitación
La reunión de oración matutina estaba tardando más de lo usual. Los niños mayores abandonaron la habitación uno por uno para comenzar sus estudios en el salón de clases, mientras algunos de los niños más pequeños permanecieron de rodillas, profundos en oración. El Señor estaba cerca, todos sentimos la presencia del Espíritu Santo entre nosotros. Algunos que se habían ido, regresaron a la habitación.
Las lágrimas comenzaron a rodar de los rostros de todos aquellos presentes, mientras ellos llegaban a una fuerte convicción de pecado – algo que habíamos estado pidiendo por un largo tiempo – y, con sus brazos en el aire, ellos clamaron al Señor por perdón. Una persona tras otra cayeron bajo el gran poder del Espíritu Santo hasta que más de veinte estaban tendidos en el piso. Cuando vi que el Señor estaba haciendo una cosa realmente inusual entre nosotros, me deslicé hacia el salón de clases y le dije a los niños que si se sentían guiados a venir y orar, ellos podían ser dispensados de su trabajo escolar.
En un corto tiempo el maestro de chino quedó sentado junto a la mesa, sólo. Todos sus alumnos habían regresado al cuarto de oración, y ahora estaban orando y alabando al Señor con entusiasmo. Cuando el profesor se dio cuenta que no había nada que hacer, él decidió irse a casa. Yo no lo había invitado a que viniera con los niños, aunque él había estado con nosotros un largo tiempo, él no parecía interesado en lo absoluto en cosas espirituales. Él fue a una corta distancia de la casa pero regresó. Cuando entró en el cuarto de oración nadie lo notó; todos estaban demasiado ocupados teniendo sus propios tratos con el Señor. Él fue a una esquina retirada del cuarto, y, por primera vez en su vida, se arrodilló y trató de orar.
La reunión pasó hora tras hora con los niños que no mostraban deseo de irse, yo no tenía nada qué decir o hacer; el Señor parecía en completo control; yo sólo traté de mantenerme fuera de Su camino.
Mientras los niños veían, en sus visiones, lo espantoso del infierno, la desesperanza de aquellos que estaban perdidos, y la indescriptible maldad del diablo y sus ángeles, su llanto agonizante iba más allá de cualquier cosa que yo hubiera experimentado antes. Todo era tan increíblemente real para ellos. En sus visiones muchos se vieron a sí mismos en cadenas siendo arrastrados al mismo borde del infierno, lo que se convirtió en una espantosa y terrible realidad. Mientras ellos se daban cuenta de que eran pecadores agarrados por el diablo, que debían ser castigados, ellos estaban aterrorizados. Pero la gracia del Señor Jesús para traer libertad era igual de real. El gozo, la risa y paz que ellos recibieron y el conocimiento de lo que habían sido salvos, era una experiencia que estoy seguro nunca los abandonará...
En los primeros días nadie prestó mucha atención a comer o dormir. Cuando los jóvenes comenzaban a orar, el poder de Dios venía, causando que muchos cayeran al piso. Era imposible comer a horas regulares sin interferir con la obra del Espíritu Santo. Mientras el poder de Dios se levantaba de algunos de ellos, varios salían por un rato a descansar o a comer algo, y pronto regresaban al cuarto de oración para estar bajo el poder del Espíritu Santo otra vez.
Una cosa es segura. Todo lo que fue demandado de nosotros, misioneros durante este mover del Espíritu Santo era que nos mantuviéramos fuera del camino y no interfiriéramos con Su maravillosa obra. Nuestra parte era abrir nuestros propios corazones para que nosotros también pudiéramos tener una experiencia más profunda de las bendiciones celestiales que estaban siendo derramadas sobre nosotros.
Desde el mismo comienzo, nuestra experiencia del Espíritu Santo en esta ocasión – las manifestaciones, las visiones y revelaciones – estaba más allá de nuestra propia experiencia y conocimiento, que mi esposa y yo nos dijimos uno al otro que el único recurso que teníamos era creer que Dios era mayor que el diablo. Confiamos en la promesa del Señor:
“¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Mateo 11:11-13)
Hay un asalto allá afuera por el ejército de la oscuridad contra los jóvenes de esta generación. Mucha de esta guerra es peleada en el reino de los medios de comunicación contemporánea. Sin embargo, cuando el mal es abundante, la gracia será mucho más abundante. (Romanos 5:29). La luz siempre vencerá a las tinieblas! Nuestro llamado actual como un cuerpo de creyentes es convertirnos en la luz de este mundo e iluminados con la revelación presente. Daniel previó esta generación y profetizó:
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Daniel 12:3
jueves, 6 de marzo de 2008
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